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  • 11 ene 2022
  • 1 Min. de lectura

voy como arrastrándome debajo de pieles que ya no tengo y las visto como un abrigo cada que me leo en tantos ayeres. es todo tan extraño y me descubro varias veces al día enajenada, repitiendo como mantra que qué raro es todo. que camino, que muevo mis dedos para golpear unas teclas con unas rayas que sabrá quién qué significan. qué ingenio para inventar semejante sistema. me siento como una niña, que todo le asombra. nos hemos enfermado tanto y el síntoma más claro es normalizarlo todo. hasta la violencia. el tiempo es también extrañísimo, no me atrevo ni siquiera a atribuirle una forma. línea, círculo, yo que sé. yo quiero acurrucarme con la contradicción porque ya perdí la incapacidad de la que me regodeaba, la insulsa arrogancia de creerse disipador de dudas. la vida tendría que cambiarse de nombre y llamarse confusión. estoy confundida, ah, es que estás viva. y así naturalizamos el no saber y dejamos de idealizar el “saber” y nos tumbamos el capitalismo. chau colonia. entonces sí es verdad que lo personal es político, aunque ahora de cabeza. lo político es personal y haber nacido en este tiempo, en este espacio geográfico y en esta familia, son el punto de partida para que pueda yo, entre cervezas y quizá algunos cigarros, construir mis sentidos y, por si fuera poco, elegir mis caminos acorde a pura ridiculez. en qué momento dejamos de ser animales, para convertirnos en esta mierda.


lima, enero de 2022

leer lo que se escribe en otras vidas es un viaje y el regreso es intenso



  • 16 nov 2021
  • 2 Min. de lectura


no sé dónde estoy. en el cuello un tatuaje, dos tatuajes, tres dolores. no tengo manera de saber si estoy encontrándome o si estoy solo cada vez más lejos. de mí. creo que necesito un nuevo abismo. pesa mucho mi cabeza.


cuatro dolores en mi cuello.


desenredar un poco el nudo, andar un poco más allá. ¿por qué no? estoy yendo tan lejos que creo que voy a llegar al fondo de la tierra, donde todo arde.


cinco dolores en mi cuello.


voy demasiado tiempo con la misma piel. yo, que he aprendido a ser serpiente. a croar con la lluvia, a abrir el oído con el trueno. pa que me enseñe el camino. sigue la luz, me dijeron. a mí, que soy tanta penumbra. no necesito alumbrar por ahora, pronto me voy a incendiar.


seis dolores en el cuello


me voy a despedir de la montaña para hundirme en otro cráter y erupcionar la rabia, la tristeza y, por qué no, una sonrisa. no necesito escribir nada, mi cuerpo lleva la historia entera. para leerla, mirar mis manos. siete dolores en el cuello.


búsquenme en el séptimo cuarto del séptimo paradero. me van a encontrar dentro de mi cama, acostada con el mundo entero. tengo en el pecho todos los lugares. déjenme encerrada aquí, en esta esquina, con todos ellos.


yo he nacido sola, calata, llorando, ¿por qué no podría entonces vivir para siempre así, lejos de todo lugar y todo tiempo? ¿por qué no podría entonces vivir para siempre así, inmaculada y protegida, sin conocer hombre que viola y mata?


esta esquina es mía y aunque esté perdida, aquí entramos todas.


un dolor en el cuello por cada desaparecida. por cada perseguida. por cada amiga.


valle sagrado, noviembre de 2021

escrito en la casita del 7mo paradero de yanahuara, la foto es de la puerta de mi cuarto

  • 13 ene 2020
  • 2 Min. de lectura


es una traición, esto mío que se hace llamar defensa. embauca todos mis frentes, ataca todas mis pieles. la pena anticipada se hace sentir en todo el cuerpo y la escurro por los ojos en tiempos de sequía. no toca todavía, pero viene en alboroto. intranquiliza a mi corazón, tan débil y sumiso ante su presencia. lo vuelve lento y pesado. me duele el pecho, me cansa cargarlo. a mi corazón y a la pena anticipada que ha hecho su morada. y me veo de pronto cubierta de una tela de enajenación, que me separa de toda realidad externa. y así, de pronto, no estoy en ningún lado. así de pronto empieza mi duelo. no me quiero ir y esto mío que se hace llamar defensa me saca a trompicones sin depositarme en ningún lado. y aquí estoy, en ningún lado. me acompaña mi pensamiento enfermo y mis dolores amontonados. me aprietan por todos lados. por favor, déjenme un momento más, les pido, pero no hay tregua. quieren que me reúna con ellos en un ritual satánico. quieren volverme ofrenda y me torturan antes de enviarme a la hoguera. no quiero permanecer en el limbo, aislada de la vida. no quiero ser repudiada, no así, por el tiempo. tengo los pulmones vacíos para respirar todo esto a mi alrededor. y exhalar mi putrefacción. sacarla de mi ser. quedarme aquí, bañada de sol. testigo de la luna. que no se oponen, que se complementan. que me contemplan como yo a ellos. que conocen mi dolor. que me acompañan.

y la mar, que con su movimiento me sugiere la ley de vida. que suelte, me suplica. que suelte. y revienta la última ola de mi tiempo de pesar.

málaga, enero de 2020

escrito en la playa huelin, a poco tiempo de dejarla e irme

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